... son sonoros, bellas melodías donde poetas, músicos y cantores descargan sus sentimientos y emociones... dibujan paisajes... describen las costumbres de sus pueblos... sus necesidades... sus esperanzas... sus amores... también el canto de los pájaros y mucho más, son los "gustitos pa´ mis orejas y para el alma" que quiero dejar como herencia a mis nietos y porque no, compartirlo con mis seres queridos y amigos.
Quédate en el cielo, amor, no bajes. Aquí abajo, los grises son tan grises que, de algún modo gris, van a ultrajarte.
Y sos tan linda allá, tan nomeolvides, -simple ademán de madre por el aire- que si caes, amor, con la ternura con que caen las hojas de los árboles; si llegas a caer, acaso nunca vuelvas a ser tan cielo ni tan madre.
Déjanos a nosotros, los humildes, los que nunca te usamos ni abusamos de tu inmenso silencio planetario, que cuidemos la altura donde habitas, celestemente hermosa, como el aire.
Déjanos a nosotros. De los otros, es piadoso no hablarte.
Personal y genial versión del maestro Rubén Juárez.
Era más blanda que el agua que el agua blanda Era más fresca que el río, naranjo en flor Y en esa calle de estío, calle perdida, dejó un pedazo de vida y se marchó.
Primero hay que saber sufrir, después amar, después partir y al fin andar sin pensamiento. Perfume de naranjo en flor, promesas vanas de un amor que se escaparon en el viento.
Después, qué importa del después Toda mi vida es el ayer que me detiene en el pasado Eterna y vieja juventud que me ha dejado acobardado como un pájaro sin luz.
Que le habrán hecho mis manos? Que le habrán hecho, para dejarme en el pecho tanto dolor? Dolor de vieja arboleda, canción de esquina, con un pedazo de vida, naranjo en flor.
Donde todo se amazo, se fundó, verde rincón del sur, de esa tierra soy yo, esa raza soy yo. Un mulato fecundó, en la piel de una princesa azul de esa raza soy yo, de esa tierra soy yo. Mi sangre viajó en barco desde muy lejos y si ahora es otra sangre y otra en el tiempo. Y cada una le dijo un nuevo secreto. Soy la tierra del tambor, del maíz y la muerte del pan, y la resurrección. De esa tierra soy yo, sangre de mi sangre, purei purepa soy, soy el africano, el indio, el español, tano, gitano, judío, árabe y que se yo Soy el que llegó soy el que hace mucho estaba aquí, soy el que se fue y fundo otra sangre por ahí, mi verdadera patria se está gestando en mí.
Soy la tierra del tambor, del maíz y la muerte del pan, y la resurrección. Soy la tierra del tambor, del maíz y la muerte del pan, y la resurrección. Soy la tierra del tambor, del maíz y la muerte del pan, y la resurrección.
Rafael Alberti vivió muchos años en Argentina, aquí tenía uno de sus “refugios vitales”.
En este país, Alberti era intensamente querido y recordado. Su presencia dejó honda huella en la vida cultural de Buenos Aires, como comentaba el poeta, y de este modo, la posible edición de “El viento que viene y va” le animó de nuevo a cruzar el charco de nuevo.
La colaboración que surgió entre el popular cantante argentino Enrique Llopis y Rafael Alberti llevó a un entendimiento que fluyó entre ambos de forma natural, tan espontánea y mágica como queda reflejada en la belleza de esta grabación.
Enrique Llopis compuso una bellísima música para varios de los poemas de “Baladas y Canciones del Paraná” de Rafael Alberti, escritos durante su estancia en Argentina. Enrique Llopis le da un toque de sensibilidad que encaja maravillosamente con los versos del gaditano. Esta unión se ve además aderezada por la emoción de volver a escuchar la personalísima voz de Alberti recitando sus escritos.
“El inmenso río que da título al libro, sus barrancas verdes, sus caballos que parecían bordar el campo, el bañado, las iguanas... Todo ello, junto a la inmensa añoranza de España que me inundaba, dan vida a unos versos de una asombrosa sencillez que hoy, al escucharlos musicados, parecen adquirir su auténtica significación (Rafael Alberti, La arboleda perdida).
El viento que viene y va… en las voces del poeta y del cantor, es uno de los mejores “gustitos pa’ mis orejas” y caricias para dilatar el corazón, un trabajo impecable... de esos para compartir con amigos.
Si yo estuviera cansado, río grande, de la vida, ¿que no haría por perderme por tus islas? ¿que no haría por perderme por tus islas?
Sé de las islas del mar, pero no sé de tus islas. Las tuyas tienen caballos, niñas azules las mías. Las tuyas tienen caballos, niñas azules las mías.
Dame un caballito overo por una niña. Dame un caballito overo por una niña.
Si yo estuviera cansado, río grande, de la vida, ¿que no haría por perderme por tus islas? ¿que no haría por perderme por tus islas?
La eternidad bien pudiera ser un río solamente, ser un caballo olvidado y el zureo de una paloma perdida.
En cuanto el hombre se aleja de los hombres, viene el viento que ya le dice otras cosas, abriéndole los oídos y los ojos a otras cosas.
Hoy me alejé de los hombres, y solo, en esta barranca, me puse a mirar el río y vi tan sólo un caballo y escuché tan solamente el zureo de una paloma perdida.
Y el viento se acercó entonces, como quien va de pasada, y me dijo: La eternidad bien pudiera ser un río solamente, ser un caballo olvidado y el zureo de una paloma perdida.
Si yo estuviera cansado, río, tú me lo darías, sé que tú me lo darías. Si yo estuviera cansado, río grande, de la vida, ¿que no haría por perderme por tus islas? ¿que no haría por perderme por tus islas?
Excelente y personal interpretación de Eclipse de Mar de Joaquín Sabina, por María Jiménez.
Hoy dice el periódico que ha muerto una mujer que conocí, que ha perdido en su campo el atleti y que ha amanecido nevando en parís. Que han pillado un alijo de coca, que a piscis y acuarios les toca el vinagre y la hiel.
Que aprobó el parlamento europeo una ley a favor de abolir el deseo, que falló la vacuna anti sida, que un golpe de ha triunfado en la luna y movidas así.
Pero nada decía la prensa de hoy de esta sucia pasión, de este lunes marrón, del obsceno sabor a cubata de ron de tu piel, del olor a colonia barata del amanecer.
Hoy amor, como siempre... el diario no hablaba de ti, ni de mí. Hoy amor, igual que ayer, como siempre... el diario no hablaba de ti, ni de mí. Hoy dijo la radio que han hallado muerto al niño que yo fui que han pagado un pasote de pelas por una acuarela falsa de dalí.
Que ha caído la bolsa en el cielo, que siguen las putas en huelga de celo en moscú. Que subió la marea, que fusilan mañana a jesús de judea, que creció el agujero de ozono, que el hombre de hoy es el padre del mono del año 2000.
Pero nada decía el programa de hoy de este eclipse de mar, de este salto mortal, de tu voz tiritando en la cinta del contestador, de la manchas que deja el olvido a través del colchón.
Hoy amor, como siempre... el diario no hablaba de ti, ni de mí. Hoy amor, igual que ayer, como siempre... el diario no hablaba de ti, ni de mí.
No te mando flores porque estoy tieso pero algunas del parque te robaré Porque tenemos que mimar lo nuestro Y cualquier cosita nos puede valer.
No te invito a cenar porque no puedo Nos quedamos en casa, qué mas da! Yo cocinaré a fuego lento una noche que nunca olvidarás
Te diré al oído cuánto te quiero cuánto te quiero, cuánto te quiero. Cuando estoy contigo no tengo miedo, no tengo miedo no tengo miedo de nada de lo que pueda pasar. Si te tengo a ti yo seré feliz a mi no me hace falta nada más si te tengo a ti yo seré feliz a mi no me hace falta nada más
No podemos viajar a otros países pero sí que podemos pasear y dejar que Sevilla nos improvise una tarde que nunca olvidarás
Te diré al oído cuánto te quiero cuánto te quiero, cuánto te quiero. Cuando estoy contigo no tengo miedo, no tengo miedo no tengo miedo de nada de lo que pueda pasar si te tengo a ti yo seré feliz a mi no me hace falta nada más si te tengo a ti yo seré feliz a mi no me hace falta nada más
Puede ser que esta crisis lo hace el mundo O que salgamos a flote una vez más En cambio los gobiernos que cambian el rumbo De la historia, la ciencia, la humanidad
Que si te tengo a ti yo seré feliz a mi no me hace falta nada más No te mando flores porque estoy tieso porque estoy tieso, porque estoy tieso No te invito a cenar porque estoy tieso porque estoy tieso, porque estoy tieso No tengo para besar porque estoy tieso porque estoy tieso, porque estoy tieso
ANA PRADA cantautora uruguaya con una larga trayectoria. Colaboradora de los grandes músicos de su país como Rubén Rada, Daniel y Jorge Drexler o Fernando Cabrera entre otros, y miembro del grupo La Otra.
En esta versión de TENTEMPIE cuenta con KEVIN JOHANSEN como artista-amigo invitado.
Hace un ratito que esta por venir Ya me estoy por ir Ya casi me quedo Me muero por oírte sonreír No te quiero ver A veces me pierdo.
Peleamos todo el tiempo por mostrar Quien se quiere más Quien extraña menos Lo bueno de tenerte siempre ahí Es como sentir Que te me estas yendo.
Nada más puede ser El vaivén entre pasión y sacrificio Suelo andar ya me ves Jugando al tentempié en el precipicio.
Sos todo lo que yo siempre soñé Ya me desperté Y sigo dormida Todo el futuro depende de vos Solo estoy mejor Puedo con el día.
Nada más puede ser El vaivén entre pasión y sacrificio Suelo andar ya me ves Jugando al tentempié en el precipicio.
Suelo andar ya me ves Jugando entre pasión y sacrificio Balancearse, dudar Sin caer y sin poder cambiar de sitio.
Sevilla, tan sonriente, yo me lleno de alegría cuando hablo con tu gente, Sevilla enamora al cielo, para vestirlo de azul, capazo duerme en Triana, Y la luna en Santa Cruz.
Sevilla tiene un color especial, Sevilla sigue teniendo, su duende. Me sigue oliendo a azahar, me gusta estar con su gente.
Sevilla, tan cariñosa, tan morenita, gitana, tan morena y tan hermosa, Sevilla enamora al río y hasta San Lucas se va, y a la mujer de mantilla Le gusta verla pasar.
Sevilla tiene un color especial, Sevilla sigue teniendo, su duende Me sigue oliendo a azahar, me gusta estar con su gente.
Sevilla, tu eres mi amante, misteriosa reina mora, tan flamenca y elegante, Sevilla enamora al mundo por su manera de ser, por su calor, por sus ferias, Sevilla tuvo que ser.
Sevilla tiene un color especial, Sevilla sigue teniendo, su duende Me sigue oliendo a azahar, me gusta estar con su gente.
Gustitos son gustitos... "gustitos pa' mis orejas y para el alma", de esos gustitos que dilatan el corazón y se transforman en especiales, para compartir con amigos, como estos amigos que se unieron para regalarnos tan hermoso tema. Jorge Fandermole (autor, compositor, intérprete y docente de música, nació en 1956 en Pueblo Andino, provincia de Santa Fe. Lo acompaña musicalmente Carlos "Negro" Aguirre, guitarrista y músico paranense. El creador de Biromes y Servilletas, Leo Masliah (poeta, escritor, compositor, músico... para que más), nacido en 1954 en Montevideo, Uruguay.
BIROMES Y SERVILLETAS
En Montevideo hay poetas poetas, poetas, que sin bombos ni trompetas trompetas, trompetas, van saliendo de recónditos altillos altillos, altillos, de paredes de silencios, de redonda, con puntillo.
Salen de agujeros mal tapados, tapados, tapados, y proyectos no alcanzados, cansados, cansados, que regresan en fantasmas de colores, colores, colores, a pintarte las ojeras y pedirte que no llores.
Tienen ilusiones compartidas, partidas, partidas, pesadillas adheridas, heridas, heridas, cañerías de palabras confundidas, fundidas, fundidas, a su triste paso lento por las calles y avenidas.
No pretenden glorias ni laureles, laureles, laureles, sólo pasan a papeles, papeles, papeles, experiencias totalmente personales, zonales, zonales, elementos muy parciales que juntados, no son tales.
Hablan de la aurora hasta cansarse, cansarse, cansarse, sin tener miedo a plagiarse, plagiarse, plagiarse, nada de eso importa ya mientras escriban, escriban, escriban, su manía, su locura, su neurosis, obsesiva.
Andan por las cielos los poetas, poetas, poetas, como si fueran cometas, cometas, cometas, bajo un denso cielo de metal fundido, fundido, fundido, impenetrable, desastroso, lamentable y aburrido.
En Montevideo hay biromes, biromes, biromes, desangradas en renglones, renglones, renglones, de palabras retorciéndose confusas, confusas, confusas, en delgadas servilletas, como alcohólicas, reclusas.
Andan por las calles escribiendo, y viendo y viendo, lo que ven lo van diciendo, y siendo y siendo, ellos poetas a la vez que se pasean, pasean, pasean, van contando lo que ven, y lo que no, lo fantasean.
Andan por el cielo los poetas, poetas, poetas, como si fueran saetas, saetas, saetas, arrojadas al espacio que un rodeo, rodeo, rodeo, hiciera regresar para, clavarlas, en Montevideo.
Una palabra no dice nada y al mismo tiempo lo esconde todo igual que el viento que esconde el agua como las flores que esconde el lodo. Una mirada no dice nada y al mismo tiempo lo dice todo como la lluvia sobre tu cara o el viejo mapa de algún tesoro. Una verdad no dice nada y al mismo tiempo lo esconde todo como una hoguera que no se apaga como una piedra que nace polvo. Si un día me faltas no seré nada y al mismo tiempo lo seré todo porque en tus ojos están mis alas y está la orilla donde me ahogo, porque en tus ojos están mis alas y está la orilla donde me ahogo.
Carlos Varela es alguien que canta la realidad de la juventud cubana con sus "defectos y virtudes"; su música y su obra son lo más representativo de la llamada novísima trova cubana. Nace en La Habana el 11 de abril de 1963, comienza a escribir sus primeras canciones a partir del año 1978, en 1980 pasa a formar parte del movimiento de la Nueva Trova. A partir de ese entonces comienza a actuar en los escenarios más importantes de Cuba, junto con Silvio Rodríguez y Pablo Milanés.
Junto a otros jóvenes cantautores Carlos Varela crea un espacio propio dentro del panorama cultural cubano de la década de los 80, que tanto el público como la crítica definen como novísima trova. Con Carlos nace un clásico, porque sólo es clásico lo que permanece, sólo permanece lo que no cansa y no cansa aquello que permite libertad de creación de mundos interiores individuales y diferentes.
Sus actuaciones se suceden por España, México, Venezuela, Colombia, Chile, Suecia, Dinamarca y Estados Unidos ... compartiendo escenarios con Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Fito Paez, Joaquín Sabina, Mercedes Sosa y otros.