domingo, 12 de abril de 2009

BIROMES Y SERVILLETAS

Gustitos son gustitos... "gustitos pa' mis orejas y para el alma", de esos gustitos que dilatan el corazón y se transforman en especiales, para compartir con amigos, como estos amigos que se unieron para regalarnos tan hermoso tema. Jorge Fandermole (autor, compositor, intérprete y docente de música, nació en 1956 en Pueblo Andino, provincia de Santa Fe. Lo acompaña musicalmente Carlos "Negro" Aguirre, guitarrista y músico paranense. El creador de Biromes y Servilletas, Leo Masliah (poeta, escritor, compositor, músico... para que más), nacido en 1954 en Montevideo, Uruguay.



BIROMES Y SERVILLETAS

En Montevideo hay poetas
poetas, poetas,
que sin bombos ni trompetas
trompetas, trompetas,
van saliendo de recónditos altillos
altillos, altillos,
de paredes de silencios,
de redonda, con puntillo.

Salen de agujeros mal tapados,
tapados, tapados,
y proyectos no alcanzados,
cansados, cansados,
que regresan en fantasmas de colores,
colores, colores,
a pintarte las ojeras
y pedirte que no llores.

Tienen ilusiones compartidas,
partidas, partidas,
pesadillas adheridas,
heridas, heridas,
cañerías de palabras confundidas,
fundidas, fundidas,
a su triste paso lento
por las calles y avenidas.

No pretenden glorias ni laureles,
laureles, laureles,
sólo pasan a papeles,
papeles, papeles,
experiencias totalmente personales,
zonales, zonales,
elementos muy parciales
que juntados, no son tales.

Hablan de la aurora hasta cansarse,
cansarse, cansarse,
sin tener miedo a plagiarse,
plagiarse, plagiarse,
nada de eso importa ya mientras escriban,
escriban, escriban,
su manía, su locura,
su neurosis, obsesiva.

Andan por las cielos los poetas,
poetas, poetas,
como si fueran cometas,
cometas, cometas,
bajo un denso cielo de metal fundido,
fundido, fundido,
impenetrable, desastroso,
lamentable y aburrido.

En Montevideo hay biromes,
biromes, biromes,
desangradas en renglones,
renglones, renglones,
de palabras retorciéndose confusas,
confusas, confusas,
en delgadas servilletas,
como alcohólicas, reclusas.

Andan por las calles escribiendo,
y viendo y viendo,
lo que ven lo van diciendo,
y siendo y siendo,
ellos poetas a la vez que se pasean,
pasean, pasean,
van contando lo que ven,
y lo que no, lo fantasean.

Andan por el cielo los poetas,
poetas, poetas,
como si fueran saetas,
saetas, saetas,
arrojadas al espacio que un rodeo,
rodeo, rodeo,
hiciera regresar para,
clavarlas, en Montevideo.

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