lunes, 10 de noviembre de 2008

NINGUNA

Jorge Villamizar es uno de los cantautores más talentosos de Latinoamérica. Nació en Colombia en 1970. Sus padres se mudaron a Ecuador cuando él tenía diez años, regresó a Colombia a los 18 y se enroló en la Escuela Naval en Cartagena. Luego partió hacia Londres, donde permaneció dos años estudiando Ciencias Políticas, regresando a Miami en 1992, donde radica actualmente. La formación musical de Jorge proviene de su madre, quien le enseñó a tocar la guitarra y desde muy joven lo expuso a la música de los Beatles y al folklore de los Andes. A los catorce años le abrió un show a la legendaria banda de rock argentino Soda Stereo con su banda del colegio en Quito. Durante su estancia en la Escuela Naval, a manera de escape de la estricta vida militar, Jorge compuso sus primeras canciones completas. Viviendo en Londres, Jorge comenzó en su tiempo libre a tocar en el metro y las calles de la ciudad; aquí fue descubierto por Robin Jones, un legendario músico londinense que lo invitó a participar en su banda, King Salsa. Tras su estancia en la capital británica, Jorge llegó a Miami en 1992, donde se graduó en Administración de Empresas y, en su tiempo libre, formó su banda Bacilos, que rápidamente se convirtió en un éxito en el circuito local de Miami. Warner Music Latina los firmó tras escuchar su album independiente “Madera”, que fue relanzado como “Bacilos”. La canción “Tabaco y Chanel” invadió las emisorasde radio sudamericanas y llamó la atención de la crítica y de sus colegas. Este álbum autoproducido fue nominado a dos premios Grammy®. Le siguió el álbum “Caraluna”, que los convirtió en una de las bandas más famosas de la región. Ese disco ganó dos premios Grammy® Latinos y un codiciado premio Grammy® americano. Canciones como “Caraluna” y “Mi Primer Millón” se convirtieron en éxitos que no han dejado de sonar en la radio desde entonces.
Después del lanzamiento de su tercer álbum “Sinvergüenza”, Bacilos se desintegró, tocando su último concierto en el festival de Viña del Mar 2007. Ese álbum se hizo acreedor a un cuarto premio Grammy®. Para ese entonces, Jorge Villamizar estaba establecido como compositor, y artistas como Julieta Venegas, Paulina Rubio y Marc Anthony habían cantado sus canciones. Antes de iniciar su nueva carrera como solista, se tomó un tiempo de descanso en París, Bogotá, Cartagena y Miami. En este período terminó de componer los temas de su primer proyecto solista, álbum homónimo que incluye en su totalidad temas de su autoría, que salió a la venta en Mayo del 2008. Para la producción de su disco, Jorge eligió a Richard Blair (alias Didestepper). La mancuerna creativa comenzó la etapa de grabación en Miami, trasladándose luego a Bogotá, donde contaron con la colaboración de músicos como Chucho Merchán en el bajo (Pete Townsend, David Gilmour, Pretenders, Eurythmics), Teto Ocampo en la guitarra, Roberto Cuao en los grooves. Goyo, Erika y Janio en los coros.



MI PUEBLO, MI CASA, MI SOLEDAD.

Chango Spasiuk nació en septiembre de 1968 en Apóstoles, pequeña localidad de Misiones, una provincia con características culturales sumamente particulares. Región fronteriza con el sur de Brasil y Paraguay, en ella conviven y se fusionan en un complejo tejido social las comunidades nativas originales (mbya-guaraní), la población criolla y las colectividades extranjeras llegadas al país a principios del siglo XX, entre ellas la ucraniana a la cual Chango está estrechamente relacionado, ya que sus abuelos eran inmigrantes. La infancia en la carpintería de Lucas, su papá violinista y de Marcos, su tío cantor; los patios musicales de tierra colorada, el clima subtropical, la selva, los anchos ríos; los agricultores de azadas y machetes, las plantaciones de yerba mate, los dúos de cantores. Todos estos elementos son parte del mundo que hay detrás de la textura de su música y su acordeón.Hereda la tradición de las polcas rurales tocadas en familia, pero es específicamente en el ámbito del chamamé, la expresión folklórica más significativa del nordeste argentino, donde Spasiuk despliega su mayor actividad interpretativa y compositiva, valorando el legado de figuras como Cocomarola, Abitbol, Montiel y Martínez Riera entre otros. Desde un lugar sin prejuicios y absoluta libertad, hace un cóctel mágico de ricas sonoridades donde también hay schotis, polcas rurales, rancheras y rasguidos dobles. Es la herencia y la síntesis.


MUCHO, POQUITO Y NADA

Daniel Viglietti nació el 24 de julio de 1939 en el seno de una familia de músicos - su madre la pianista Lyda Indart y su padre el guitarrista César Viglietti - desde niño entra en contacto con la música clásica y popular, estudiando guitarra. Adquiere una sólida formación como concertista, para dedicarse en los años 60, principalmente a la música popular.

Durante esta década desarrolla una intensa actividad como cantor, docente y locutor en radio, en el marco de una creciente movilización popular en Uruguay. Participa en el semanario Marcha y crea y dirige el Núcleo de Educación Musical. Su primera obra discográfica es en 1963 “Impresiones para canto y guitarra y canciones folclóricas”.

Sus obras adquierne un carácter radical de fuerte contenido social y de izquierda, con letras asociadas a las luchas populares en Uruguay y en Latinoamérica, en el marco de la represión de los movimientos de izquierda que precedió al golpe de estado cívico-militar de 1973 en su país, Viglietti fue preso en 1972. La campaña por su liberación desde el exterior, fue encabezada por nombres como Jean Paul Sartre, François Mitterrand, Julio Cortázar y Oscar Niemeyer. En 1973 comienza su exilio en Argentina, y continuará en Francia donde vivió por 11 años. Durante el exilio recorre en giras musicales Europa, Latinoamérica, África y Australia, llevando su canto y denunciando a la dictadura uruguaya.

Su exilio termina con su regreso a Montevideo el 1 de septiembre de 1984, donde es recibido por miles de conciudadanos en un recital que el recuerda, como "el más emocionante en 40 años de carrera". Desde entonces edita y reedita numerosos trabajos entre los que se destaca, en particular, el titulado “A dos voces” con Mario Benedetti en 1985, reflejo discográfico de numerosos recitales realizados junto al gran poeta uruguayo durante el exilio compartido por ambos.



Si yo no cambio un poco mis fallas, mis males,
¿cómo cambiar entonces las tierras, los mares?
Si no cambio un poquito mis mañas, mis juegos,
¿cómo cambiar en algo los dramas, los fuegos?

Si no poquito un cambio mi duda, mi acaso,
¿cómo cambiar más tarde el beso, el abrazo?
Si no cambito un poco mis cauces, mis fuentes,
¿cómo he de cambiar fuera lo mío en la gente?

Si no cambio un muchito mis odios, mis miedos,
si no abro mi ternura me vuelvo de hielo.
Si no muchito un cambio mi cuerda, mi acorde,
¿cómo cantar lo nuevo, lo izquierdo, lo borde?

Si no apoco lo mucho que pierdo, que hiero,
¿cómo darle esperanza al te amo, al te quiero?
Si no amucho lo poco que tiene mi gente,
¿cómo evitar que al canto le asome lo urgente?

Mucho, poquito y nada deshojo la vida
y ella nunca responde, la desentendida.
Mucho, poquito y nada, contraflor al resto,
tenemos que ir cambiando.

Mucho poquito y nada, contraflor al resto,
tenemos que ir cambiando este cambio nuestro.