martes, 29 de abril de 2008

BIROMES Y SERVILLETAS

Que par de santafesiones! Jorge Fandermole y el Negro Aguirre, interpretan una bella canción con aires montevideanos de Leo Maslhia.




En Montevideo hay poetas, poetas, poetas,
Que si bombos ni trompetas, trompetas, trompetas,
Van saliendo de recónditos altillos, altillos, altillos,
De paredes de silencios, de redonda con puntillo.

Salen de agujeros mal tapados, tapados, tapados,
Y proyectos no alcanzados, cansados, cansados,
Que regresan en fantasmas de colores, colores, colores,
A pintarte las ojeras y pedirte que no llores.

Tienen ilusiones compartidas, partidas, partidas,
Pesadillas adheridas, heridas, heridas,
Cañerias de palabras confundidas, fundidas, fundidas,
A su triste paso lento por las calles y avenidas.

No pretenden glorias ni laureles, laureles, laureles,
Sólo pasan a papeles, papeles, papeles,
Experiencias totalmente personales, zonales, zonales,
Elementos muy parciales que juntados no son tales.

Hablan de la aurora hasta cansarse, cansarse, cansarse
Si tener miedo a plagiarse, plagiarse, plagiarse,
Nada de eso importa ya mientras escriban, escriban, escriban,
Su mania, su locura, su neurosis obsesiva.

Andan por las cielo los poetas, poetas, poetas,
Como si fueran cometas, cometas, cometas,
En un denso cielo de metal fundido, fundido, fundido,
Impenetrable, desastroso, lamentable y aburrido.

En Montevideo hay biromes, biromes, biromes,
Desangradas en renglones, renglones, renglones,
De palabras retorciéndose confusas, confusas, confusas,
En delgadas servilletas, como alchólicas reclusas.

Andan por las calles escribiendo, y viendo, y viendo,
Lo que vem lo van diciendo, y siendo, y siendo,
Ellos poetas a la vez que se pasean, pasean, pasean
Van contando lo que ven y lo que no, lo fantesean.

Miran para el aire los poetas, poetas, poetas,
Como si fueran saetas, saetas, saetas,
Arrojadas al espacio que un rodeo, rodeo, rodeo,
Hiciera regresar para clavarlas en Montevideo.

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